martes, 13 de septiembre de 2011

De vuelta al circo

Tras 53 días en el paraíso norteño de Comillas y sus verdes y naturales inmediaciones, vuelta a la realidad. Antes de eso, los fabulosos bosques, montañas y litorales corsos y sardos, que durante tres semanas me dediqué a recorrer a pie, con gran regocijo para mi corazón y sagrado ungüento para mis sentidos. He de observar al respecto, que casi la cuarta parte de un año lejos de un ente urbano y en constante movimiento por entornos salvajes y poco humanizados, le cambian la perspectiva de la vida y el funcionamiento biológico a cualquiera, aunque tal vez lo que haga sea ponernos en nuestro sitio, y quizá recordarnos que nunca debimos separarnos de la tierra, y cuando digo tierra me refiero a la natural, y no a la manufacturada por el hombre y plagada de máquinas e instrumentos tecnológicos.

Diciendo esto, vuelvo a ahondar en la temática redundante de muchos artículos de este blog, pero mi estado de consciencia me obliga a remachar continuamente mis pensamientos e inquietudes, que se acumulan atropelladamente en mi cabeza a medida que pasan los días. Cómo una vieja mina que se derrumba por el peso de las infiltraciones de agua o los movimientos de tierra, he de estar constantemente entibando y apuntalando las galerías de mi mente, para no olvidar por qué motivo un buen día decidí empezar a cavar tan profundo con el fin de lograr desentrañar los secretos de esta vida humana, tanto internos cómo externos.





Sé que soy un privilegiado por disponer de tiempo. Sin ir más lejos este verano he oído más de una vez la misma frase salir de distintas bocas, "el tiempo es oro". Claro que lo es. En el reside el secreto y por ello se han empeñado en robárselo a la humanidad, aunque quizá en mi caso exista un enorme desequilibrio, pues mientras unos piensan poco y no se detienen en sus quehaceres cotidianos, bien por necesidad, bien seducidos por la materialidad, o bien y diminuta minoría, entregados a la misión de su vida, otros cómo un servidor, permanecen en la inopia durante meses, dándole vueltas al coco y planteándose todo una y mil veces. Quizá por ese motivo escribo, para no sentirme culpable por el hecho de no estar produciendo nada tangible, o contribuyendo al funcionamiento de este sistema, sea de la forma que sea.

Supongo que tiene que haber de todo para que exista un equilibrio en este planeta de locos, dominado sólo por unos pocos. También histriónicos personajes que parasitean en la sombra, esperando un resquicio de luz, aguardando lo impredecible, pesarosos o excitados por el devenir de los acontecimientos, que con la misma abulia o exaltación devoran, para producir diarreas mentales que a la postre toman forma en artículos como este. Y los acontecimientos no cesan, a pesar de que la falacia de los medios informativos, tergiversando noticias sujetas a maleables y funestas interpretaciones, no pueden engañar a sagaces mentes, instintos y percepciones de una todavía minoría que permanece impasible ante el televisor, filtrando un cotidiano torrente de heces y porquería que nada nuevo aporta, nada nuevo dice y mucho menos informa, y que desgraciadamente contribuye con ignominiosa alevosía a embrutecer el palpitante y paupérrimo cerebro de la masa social.

Creo que no es necesario alargarse en este punto, pues quien sea capaz de entender estas líneas, no dará mucho crédito a las primas de riesgo del casino bursátil, la guerra de improperios en el eterno frente abierto de la sucia e inútil clase política, o las desaveniencias deportivas entre Mourinho y Pep Guardiola. Así que todo permanece como siempre, pero, ¿ por cuanto tiempo permanecerá el parque de atracciones abierto? Las atracciones oxidadas llevan años chirriando y el ollín, el polvo y la porquería se acumulan peligrosamente, sepultando en la ignorancia a miles de zombies que siguen acudiendo en masa a rendir pleitesía a Babylonia la furcia, ramera del capital. Lamentablemente en este país nos hemos quedado con la casa del terror, mientras en otros del "civilizado" norte, aún disponen de montañas rusas o Looping Star. Quizá haya que emigrar rapidamente de aquí o caer en la desesperación, aunque visto lo visto, y cómo dijo Charlton Heston en el planeta de los simios, dentro de 6 meses seremos los dueños de este planeta, confiando claro, en que el actual sistema económico y de valores colapse, y se derrumbe por completo, algo hoy por hoy bastante improbable.


No hay comentarios:

Publicar un comentario