martes, 25 de octubre de 2011

Ovejas del sistema 2

Desde que este blog empezó a carburar, allá por el mes de enero de este agitado año que ya entra en su recta final, no he dejado de plasmar en él mis tristes impresiones en todo lo relativo a las relaciones humanas y el devenir de esta sociedad capitalista, envuelta en la peor crisis de valores de toda su historia. Bien, muy a mi pesar, he de admitir y aceptar, aunque esto último no me esté resultando nada fácil, que este devenir ha entrado en un proceso de fatalidad crónica, adentrándose en un más que probable y enquistado callejón sin salida. En una sociedad densamente poblada como la urbanita, en este caso la madrileña, el concepto de masa crítica es altamente verificable en la práctica, cuando uno observa la realidad que le rodea y es capaz de evaluar las deprimentes consecuencias a las cuales hemos sido conducidos por la fría y competitiva lógica economicista del sistema. Un sistema que produce desechos humanos, un sistema que no sólo contamina el medioambiente, sino que destruye a las personas, quema valores y congela sentimientos.

Hay tres posibles caminos en esta vida cada día más tecnocrática y controlada, y sólo uno de ellos conduce a alguna parte: el camino de la consciencia, ya que entraña libertad de pensamiento (lo cual es fundamental en un sistema que se caracteriza por anular dicho pensamiento) y libertad de acción individual. Los otros dos caminos, conducen, en mi humilde opinión, a un progresivo aniquilamiento, en mayor o menor medida, de todo aquello que nos convierte en seres humanos y no en animales, u ovejas. Dicho esto, por un lado están aquellos que creen progresar junto al sistema, un camino aparentemente recto y despejado, pero repleto de obstáculos y trampas. Estos se encuentran cada día más ahogados y engañados por la insana dinámica del capital, luchando inconscientemente contra el tiempo y la razón, superfluos y codiciosos, cegados, fríos y mercantilizados. Son los borregos predilectos de las élites, pues constituyen la base intermedia de la pirámide en la que se encuentran los engranajes vitales del sistema, y por lo tanto permiten que este funcione. 




Por otro lado están los borregos a los que el sistema ha decidido desechar, y es este el grupo más numeroso, transitando por camino embarrado y cenagoso, y el que mayor masa crítica, en este caso negativa, genera. Estos seres humanos y su deplorable condición, que aumentan día a día en número y proporción, se sienten víctimas de un mundo cuyos parámetros básicos de funcionamiento perdieron su funcionalidad hace tiempo. El sistema no sólo les ha traicionado, sino que les ha victimizado, aislándoles y segregándoles social y economicamente, del conjunto de la sociedad. Este proceso de desarraigo, sumido frecuentemente en la más absoluta incomprensión y en la ausencia de información real, sólo puede producir desesperación, miedo, y en última instancia, violencia.




Los dos caminos se encuentran, pues, transitados por dos tipos de borrego u oveja, churra o merina, oveja A u oveja B. Ambas se dan la réplica armoniosamente, y conforman la casta de esclavos que el sistema, basado en la dualidad del beneficio y la deuda, necesita. la oveja A compite, trabaja afanosamente, y sigue a rajatabla las instrucciones y la propaganda sistémica, persiguiendo ciegamente el falso sueño utópico ofrecido por este. La oveja B, sumida en la miseria de su precaria existencia, aspira a convertirse en una oveja A, y en su frustrante desconsuelo, va acumulando larvadas carencias emocionales y un intenso odio hacia los perros pastores. Ambas, tanto la A como la B, son estúpidas, y son utilizadas inteligentemente como la carga positiva y negativa que un sistema eléctrico necesitaría para producir energía, a posteriori aprovechada eficazmente y en el propio beneficio de aquellos que dirigen el cotarro, es decir, los pastores, que a su vez controlan a los perros pastores.



La ciudad es como un circuito compuesto por distintos componentes electrónicos que han sido fabricados para explotar eficientemente la energía de los electrones que circulan a través de ellos, es decir, las ovejas.


El problema (o la solución), radica en que la carga se está empezando a descompensar, porque la codicia de los pastores es ilimitada, y cada vez hay más ovejas de clase B. Esto quiere decir, ni más ni menos, que el modelo imperante, aparte de absurdo, inhumano e injusto, está siendo excesivamente esclavista y comienza a ser defectuoso y, por lo tanto, caduco. Además, por mucho que ladren los perros pastores de la política, aún existen hombres libres que tratan de sacar de su estado ovejil, a muchos otros hombres en estado servil.




A todo ello hay que añadir, que es más fácil implementar estas buenas prácticas con las ovejas de clase B, ya que son aquellas que por su desfavorecida situación, más motivos tienen para cuestionar el orden establecido. Sin embargo, son las A, esas pertenecientes a la clase media y media-alta, abyecta, burguesa y comodona, las que siguen alimentando al pastor, aferrándose a su artificiosa y consumista existencia, y las más difíciles de concienciar, pues son también las que mejor pienso inmediato disfrutan; de momento. Esas mismas, son las que ayer pude contemplar divertido, recogiendo a sus corderitos hijos en privados colegios del barrio de Chamartín, ataviadas con sus prendas otoñales de marca, a bordo de sus flamantes vehículos alemanes, con sus forzadas y burdas sonrisas que denotaban irremisiblemente una resignada y alarmante pobreza interior. Esas mismas que creen estar perfectamente informadas por los medios oficiales acerca de la crísis y se vanaglorian altivas por ello, aludiendo a la misma como "cíclica". Las mismas que siguen fieles el patético programa de la hipoteca y los planes de pensiones, las mismas que enlazan sus inmaduras vidas en ostentosos fastos matrimoniales, las mismas que se van de cañitas y de tapeo los martes y los domingos por la tarde, y se dedican a hablar de banalidades, o las mismas que cuelgan sus fotos de escapaditas de fin de semana y cenitas caseras de amigos en Facebook, para que las vean sus compañeros de profesión y sus 400 virtuales semejantes en la galaxia multicolor de la absurda red social.




Las mismas que, con toda seguridad, votarán PPSOE en las próximas elecciones, en un acto de sadomasoquismo y sometimiento voluntario colectivo. Las mismas que llevan una existencia monótona y previsible, y las mismas que constituyen una excelente carne de cañón para el control y la manipulación mental. Las ovejas por excelencia, con denominación de origen. Las favoritas de los lobos esteparios.




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