sábado, 31 de diciembre de 2011

La última cena

A la vista de lo que está sucediendo en esta jerárquica sociedad gobernada por facinerosos, en este mundo capitalizado hasta el extremo, y que se dirige hacia el abismo a marchas forzadas, creo que ya no me quedan palabras para definir lo que siento. Indignación es poco, repudia y asco también. Simplemente tristeza y melancolía, aunque también cierta satisfacción personal remojada en baño de rabia, ya que he comprobado que mi instinto, como tantas otras veces, no se equivocaba. El gobierno que actualmente ostenta el poder en este país de orgullosos gallifantes y borregos esquilmados sin neuronas, no es ni más ni menos que el que merecemos, por nuestra despreciable condición, ruinosa consciencia y abúlica, parasitaria y resignada actitud. Un gobierno que no es tal, pues es sólo un circo de mequetrefes cenutrios vasallos del dogma institucional, órgano y arteria de los mercados, por la que circulan las pudientes y despreciables élites financieras, convertidas ya en ponzoñosa sangre sistémica. Y no es para menos, con un ministro de defensa con múltiples negocios armamentísticos, otro de economía, antiguo vampiro de Lehman Brothers, y un presidente que por no saber, no sabe ni pronunciar  consonantes como un ser humano. Debe de ser por su condición de reptil, que quisiera ser esbelto ofidio, pero que lamentablemente se queda en patética lagartija sin cola, puestos a recortar cosas. Y de recortes va el asunto, así que todos vosotros, patéticos 11 millones de seres que introdujeseis la papelina del voto en la urna, preparaos para la poda. Se acabó el estado de bienestar, se acabó la sanidad, se acabó la educación, se acabó la cultura (si alguna vez la hubo), se acabó la investigación y la inversión en avances científicos (que con los que hay, también hay suficientes para mantener este orden de las cosas), y por acabarse, hasta  pronto se acabarán el oxígeno y el agua potable para todos en la capital del reino. El tiempo del látigo y los caciques  regresa con pomposo y triunfal aliento. Poco o nada, han cambiado las cosas desde el "Vivan las cadenas", proferido por la chusma madrileña en tiempos del ignominioso, vitoreado y narcisista Fernando VII. ¿Y Europa? Europa volverá a caer irremediablemente en los oscuros tiempos del medievo, víctima de un feudalismo tecnocrático que terminará por sepultar definitivamente todos los atisbos de luz, progreso y humanidad, que luchan desesperada e inútilmente por hacerse oír, en los ecos de una montaña cada vez más fría, solitaria y desangelada. Con una realidad política cuasi enteramente volcada hacía la extrema derecha en el viejo continente, sierva del capital y sus implacables señores feudales, se cierra el enésimo capítulo de la historia humana. El próximo...prefiero no pensar en cual será el próximo. Comienzan los tiempos de la supervivencia. Feliz 2012, a tod@s...


El Roto, como siempre, imprescindible, sórdido, realista...genial.

2 comentarios:

  1. Gran foto en esta entrada Lobo, pero falta ponerle cara o caras mejor dicho...

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  2. La cara es la de aquellos oscuros sistémicos que perpetúan este régimen de riqueza tridimensional..

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