viernes, 13 de abril de 2012

Escupe, más no caraspees

¿Por qué sois tan sucios? ¿Os gusta vivir en la mugre?  Cuantas veces habré deseado formularles dicha pregunta, tan sólo dios lo sabe, si acaso lo recuerda. ¿Por qué lo tiráis todo al suelo? Imposible de comprender, algo tan simple. Pero esas cosas, no se preguntan, simplemente uno observa, padece y trata de comprender, pero calla. No es tu país, asique no vayas de listo y no cuestiones las costumbres ajenas. Sólo intenta meterte en la cabeza lo siguiente: ¿ Cómo no van a escupir, si arrojan a la tierra sobre la cual caminan todos los enseres y residuos plásticos inimaginables que pasan diariamente por sus manos?. Ya se encargarán, deben pensar, los cuervos, perros, vacas y demás bestias de dar buena cuenta de todo lo aprovechable. El resto, será la maltrecha y extasiada madre naturaleza, la encargada de descomponerlos con el tiempo.


Problema, reacción, solución, pero a la inversa. Así funciona la India, país de costumbres y estampas decimonónicas incomprensibles para un tierno europeo criado entre algodones. Para abordar una cuestión real, a veces es mejor profundizar en el arquetipo indiano. Probablemente encontremos en este las respuestas a todas nuestras dudas. No obstante, pensaría el más avezado lector, se puede escupir, sin tener que avisar uno con antelación de dicha intención, más vale ser discreto y… No vayas de listo! Piensa. Si todos escupen, entonces, ¿Cómo harían para no brearse a gargajos los unos a los otros, siendo tantos como son, si no carraspeasen previamente? Imagina los terribles conflictos en el que la ausencia de esta primitiva costumbre derivaría! De nuevo, vuelvo a encontrar respuesta a mi pregunta, de la cual tan sólo queda la molestia y el asco que me produce oír a todas horas el sonoro, característico, gutural y puerco ruido que precede al tóxico esputo. El carraspeo es el educado y obligado aviso entre hermanos, asique mejor, seamos positivos y centrémonos en la creatividad resultante. Fijémonos más bien, en el rico abanico de posibilidades y variedades que ofrece el escupitajo indio. Esa costumbre que tienen de masticar tabaco en polvo rojizo, da lugar a posteriori a las más hermosas pictografías que puedan imaginarse. Son como pequeños Mirós desparramados con gracia por suelos y paredes. ¿No es maravilloso? ¿Acaso no es esta la mejor y más natural representación de arte urbano cotidiano que pueda existir?


Otra cosa que choca violentamente con la sonora ostentación del escupitajo, es el meado. Nada que ver, en este caso. Al principio, miraba extrañado como ciertos tipos se detenían en cunetas y bordes de tranquilas y solitarias calles, acequias, montoncitos de basura o en los propios muros de los edificios. Se agachaban y poníanse en cuclillas. Daba la sensación de que estaban buscando algo, o estaban pensativos escribiendo un sms con sus teléfonos móviles o quizá sólo atándose los zapatos. Luego caí en la cuenta de que todo lo que cae al suelo es inútil, sea perecedero o no, de que allí gustan de comunicarse a viva voz y de que no tienen vocación de dedos planos. Finalmente, de que sus amocasinados zapatos, rara vez suelen tener cordones. La solución al enigma quedaba pues desvelada: Estaban orinando. Pero era tal la discreción y el silencio, que cualquiera hubiera pensado en cada una de las opciones anteriores. Bravo por ellos, pues así, al menos, no se salpican ni los zapatos, ni los móviles, ni los pensamientos.



1 comentario:

  1. oye lobo jaja, no estuve haciendo critica a una cultura ajena, solo quiero empatizar ocn ellos y en una de esas ya empiezo a escupir :)
    oye usas el chat de gmail?? me dan ganas de hablar contigo :) espero que estes super bien, este es mi mail sc.maura@gmail.com
    chau, un beso
    mau

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